En 2012, la edición estadounidense de GT Academy coronó a su segundo vencedor tras uno de los Race Camps más reñidos hasta la fecha. De entre los más de 400.000 jugadores que participaron en el concurso en red de la edición estadounidense de GT Academy, Steve Doherty fue quien consiguió llegar al final, haciéndose con el codiciado Casco Rojo y con la oportunidad de llegar a ser un piloto profesional.
Doherty siempre ha tenido pasión por los coches, desde que competía con compactos de tracción delantera en Plainfield, Illinois, en lo que califica como “la forma de automovilismo más accesible del mundo. Lo único que hacía falta para poder participar era tener un coche, el equipo de seguridad más básico y unos pocos dólares”. Las pistas en las que competía eran óvalos pequeños pero, tras jugar a Gran Turismo®, Doherty desarrolló el gusto por los trazados de carretera. Doherty trabajó en varios puestos eventuales, hasta que completó un ciclo de automoción y trabajó como mecánico hasta hace unos años. Como él dice: “Nunca he dejado de trabajar en los coches. Siempre estoy trabajando o en mis propios coches, o ayudando a mis amigos con los suyos”.
Doherty siempre ha sido un fan acérrimo de todas las disciplinas del automovilismo, con ídolos como Dale Earnhardt Sr. (NASCAR), Walter Röhrl (rallyes) y Hans Stuck (circuitos). Cuando GT Academy anunció su primera edición en 2011, Doherty participó, pero se quedó a apenas 6 décimas de entrar en la final. Esto motivó a Doherty a esforzarse más aún, practicando casi todos los días durante un año. Su esfuerzo dio sus frutos.
Desde noviembre de 2012, Doherty y los otros tres ganadores del país han entrenado durante un periodo de tres meses para prepararse para la exigente carrera de resistencia de las 24 horas de Dubái, en la que han compartido dos bólidos Nissan 370Z GT4. El primer fin de semana de noviembre, Doherty y sus compañeros de GT Academy completaron sin incidentes la carrera nocturna de cuatro horas, y en el proceso se hicieron con la licencia internacional de competición. Sin embargo, Doherty sufrió un contratiempo durante el programa de desarrollo de pilotos, cuando se rompió dos costillas pilotando un kart. Sin embargo, decidió sobrellevar el dolor y permanecer en la pista, a pesar de no poder participar a pleno rendimiento en algunos de los programas de forma física.
Doherty espera poder competir algún día en las 24 horas de Daytona. Suele pasar en coche junto al histórico circuito de camino a visitar a sus parientes, y asegura que nada le gustaría más que competir allí, con sus familiares y amigos animándolo.
